Lectio Divina: Esaú

Gn 25, 29-34
“Una vez, Jacob había preparado un guiso cuando llegó Esaú del campo, agotado.
Dijo Esaú a Jacob: «Oye, dame a probar de lo rojo, de eso rojo, porque estoy agotado.» – Por eso se le llamó Edom. –
Dijo Jacob: «Véndeme ahora mismo tu primogenitura.»
Dijo Esaú: «Estoy que me muero. ¿Qué me importa la primogenitura?»
Dijo Jacob: «Júramelo ahora mismo.» Y él se lo juró, vendiendo su primogenitura a Jacob.
Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y éste comió y bebió, se levantó y se fue. Así desdeñó Esaú la primogenitura”
Estudio de la Palabra
Esaú viene cansado, desgastado por el trabajo que le consume no solo el tiempo sino sus fuerzas y la vida misma. Podríamos decir que Esaú es todo un ejemplo de emprendedor que da todo de sí. Sin embargo, tanto afán por uno de los aspectos de su vida, en este caso el trabajo, lo lleva a perder de vista aquello que parece un aspecto sin importancia. El hecho de ser primogénito no lograba realizar la vida de Esaú, por eso es capaz de cambiarlo por una necesidad que podía ser cubierta de otro modo (Gn 25, 32). De hecho no le interesa ser el primogénito porque lo ha recibido gratuitamente y cree que en las cosas importantes del día a día ser primogénito no sirve para nada (Gn 25, 34).
Reflexión
Todos construimos una jerarquía de valores en nuestra vida, hay cosas que nos interesan más que otras. Entre estas realidades existen algunas que son muy importantes, otras que son necesarias y otras urgentes. Así Esaú califica el hambre como una urgencia, el trabajo como necesario y la primogenitura va quedando relegada cada vez más. No obstante, con la primogenitura venía una bendición que nuestro personaje no recibirá (Gn 27, 38), pues nunca se sentó a sopesar la dirección que llevaría su vida y qué cosas deben tomar mayor peso (Sal 90, 12).
Sabemos que los habitantes de Hatillo son bastante trabajadores y estudiosos, pero ¿vale la pena fatigarse tanto por ello? Evidentemente son cosas necesarias y muy buenas (2 Tes 3, 10), pero que merecen su justa medida dentro de las otras realidades de nuestra vida como: la vivencia familiar, el descanso, la fe, etc. Muchas veces estamos cansados por ocuparnos del mañana y con facilidad olvidamos que todo lo recibimos de Dios (Mt 6, 34), tal vez prestamos poca importancia a lo que gratis nos fue dado y constantemente lo estamos cambiando por algunos placeres (Flp 3, 18s).
Todos somos hijos de Dios y por ello coherederos de la vida eterna (Rm 8, 17), pero si no cuidamos esta Vida Eterna es posible ponerla en riesgo (1 Co 10, 12), incluso perderla (Mt 16, 25); conviene revisar nuestra jerarquía de valores (Lc 12, 13-21).
Para Meditar
Hoy, ¿qué realidad ocupa el primer lugar en tu vida?
¿Cuánto tiempo, energía y sacrificios inviertes en ello?
El Papa invitó este lunes a que leamos el capítulo 5 de san Mateo. Léelo y reflexiona si tus prioridades van en esta línea.
Padre Sergio Martínez.